domingo, 14 de diciembre de 2008

Mamoneria pura

Los hombres tienen miles de defectos, pero definitivamente el que es casi inborrable es la mamoneria, ser los pollos falderos de la mamá. Los hay de todas clases, tamaños y colores, asi que a elegir se ha dicho chiquillas.

Primero están los que no pueden tratar de tu a la mamá, le sirven en todo y no quieren gritarle porque se puede traumatizar. Creen que sus mamás tienen las verdades absolutas de la vida entera. Este tipo de mamón no toma ninguna desición antes de consultarsela a su mamá desde que shampoo usar hasta que fecha es la mejor para que su matrimonio. Pobre mujer la que tenga que compartir con una clase de mamón como esta, porque debera sobarle el lomo a la suegra para cada cosa que quiera que su novio haga. Perdonalmente para mi estas son relaciones casi enfermizas, donde el cordón unbilical nunca es cortado entre madre e hijo. Ella lo baña y le elige la ropa hasta que el bebe ya supoeró los cuarenta y tantos. Lo positivo de estos hombres es que reconocen su mamoneria y la llevan grabada en la frente por la vida. Son mamones asumidos.

Luego viene el mamón no asumido, el que quiere darselas de topisimo, de que por nada del mundo seguiria los consejos de su mamá, pero que termina haciendo lo necesario para cumplir las ordenes de esta al pie de la letra. Estos mamones no tienen a la mamá en un pedestal, pero sin incapaces de realizar la tarea más cotidiana sin que su mamita no les haga parte de esta.
Son hombres que no saben cocinar, no saben hacer la cama, ordenar, limpiar, escribir , leer o tan simplemente buscar algo. Si los mandas a buscar algo gritan mamá donde dejaste tal cosa. Estos machotes han sido educados por mujeres que por no querer darse un poquito más de tiempo y enseñarles a sus hijjos a hacer las cosas, las prefieren hacer ellas.

Para la mujer que tenga que compartir con una clase de hombre como esta se tendrá que acostumbrar que el pololeo más que con el pololo mismo, será con la mamá, porque ella será la que tomará las desiciones que aquejan a la pobre y pequeña cabecita de su hombre.

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